
Entrevista con la fotógrafa Mara Aguilar
La fotógrafa Mara Aguilar nos habla de su trabajo, influencias y experiencias en la fotografía.
Mara Aguilar nace en Sevilla en el año 1969. Es licenciada en Imagen y Sonido por la Universidad de Sevilla.
Tras un primer periodo en el que trabaja como fotógrafa social, se dedica a la fotografía de producto y posteriormente al desarrollo de proyectos más personales.
Le interesa principalmente la mezcla de técnicas y la superación de los límites de lo estrictamente fotográfico.

Usas la fotografía para expresarte dentro de tu obra, pero no te consideras estrictamente fotógrafa, ¿Piensas que existen aspectos en la fotografía muy diferentes a otras disciplinas creativas?
En realidad el medio para mi es lo menos importante. Al final estamos hablando siempre de algo que tenemos dentro y necesitamos expresar, sacar, dar a conocer. Me expreso de muchas formas y una de ellas efectivamente es la fotografía. La fotografía me ayuda mucho a formalizar mis emociones de una forma muy precisa, cosa que no consigo a veces a través de otras técnicas o formas de comunicación y expresión artística. El soporte es sólo algo circunstancial y anecdótico; al menos en mi caso.
¿Qué conceptos generales te interesan expresar en tu obra?
Me interesa mucho reflexionar sobre mis emociones, ya sean actuales o pasadas. Me gusta profundizar en lo que siento o sentí. Reencontrarme con mi yo actual o pasado. La fotografía me permite llegar a esta catarsis, a este desahogo sentimental. También espero que otras personas se puedan encontrar con sus emociones a través de mi fotografía, eso realmente sería el objetivo final, ya que creo que siempre somos parte de un todo. Mucha gente se puede ver reflejada y eso es lo realmente mágico.
En tu trabajo te interesas por el bodegón, el retrato y el autorretrato. ¿Piensas que el autorretrato es un estilo común en mujeres artistas? Cuéntanos tu visión sobre ello.
El autorretrato es sumamente difícil para mí. Me tengo que exponer de una forma ya muy explícita y me cuesta bastante. Pero creo que para un fotógrafo también es importante esta exposición. Permite acercarte a la persona y ponerte en su lugar. Para mí es imprescindible, para poder posteriormente hacer un acercamiento mucho más empático cuando trabajo el retrato sobre todo. Y sí que creo que es algo muy común a muchas fotógrafas, desde la mítica Vivian Maier a Elina Brotherus, hoy en día o Irene Cruz, por ejemplo.
En la serie que nos presentas titulada Dónde Crecí, partes de experiencias autobiográficas y de tu archivo familiar, ¿cuál es el mensaje de la serie?
Me di cuenta un día viendo fotos junto a mi madre que no recordaba muchos de los espacios en los que crecí. De repente comencé a fijarme en cortinas, sofás, mesas, adornos, espejos… y me di cuenta de que tengo muchos recuerdos también asociados a las cosas. Muchos de ellos, a través de enlaces emocionales, también me llevan a las personas finalmente. Por ejemplo, en una de mis fotos aparece un sofá que tenía mi abuela bajo el que guardaba los dulces para cuando íbamos a visitarla. Ese lugar olía de una forma increíble. Ese sofá me lleva al olor de las gachas de mi abuela, al sabor de ese dulce y a los ratos que pasaba con ella mientras comíamos. Esos hilos emocionales me parecen increíbles y todos han aparecido cuando me he fijado en ese sofá. Es increíble, ¿no?.
Por último ¿Qué autoras fotógrafas te inspiran y nos recomendarías?
Soy una gran aficionada a mirar fotos, puedo llevarme horas seguidas, mirando y mirando, así que os podéis imaginar que tengo muchas fotógrafas que me encantan y que sigo continuamente. Por supuesto Sally Man, que para mi es todo un referente, la ya mencionada Elina Brotherus, que me apasiona, o también Bieke Depoorter, otra de mis preferidas.En España me gusta muchísimo el trabajo de Andrea Torres Balaguer.
